Gracias, y bienvenidos.
En tan señalado día, me vais a permitir dirigirme a los más pequeños,
a mis hijos y sobrinos, y demás menudencia de la sala.
Primero gracias a vosotros por dejar que vuestros padres vengan...
Y os voy a contar una cosa, que me ha resultado curiosa, pero que seguro que vosotros,
mejor que estos que ya peinan canas, me vais a entender muy bien.
Me dijeron hace unos días, que debía darles la bienvenida y dar las gracias,
y en un primer momento, me dije, ah, eso es fácil.
Por eso me dejé la tarea para el último momento,
vamos como hacemos todos los que tenemos un examen, para el día antes.
Y cuando esta mañana me he despertado después de una más que ajetreada noche,
me he quedado en blanco,
vamos como nos pasa a los que nos enfrentamos a un papel y decimos,
¿¿¿qué era lo que me estaba usted preguntando profesor...???
Pues he pasado al siguiente paso...
a rellenar la hoja con aquello que venía a la cabeza en un primer momento,
vamos, que a ver si por el bulto colaba y encima me ponía buena nota,
y no me descontaban por las faltas...
Y así comienzo sin más dilación:
Gracias quiero dar hoy en el día internacional del libro,
día que conmemoramos varias efemérides,
Gracias a los libros, al libro.
Has sido tú querido libro, quien me permitiste conocer
a una de las personas más maravillosas que he conocido, en mi media vida...
Me dejaste deslumbrado con tu sonrisa y desparpajo,
y te nombré como mi soñada señora,
aunque no te llamaras Dulcinea ni fueras de El Toboso.
Así cual caballero de la triste figura, vengo hoy ante ustedes,
vuelto loco por tantas y tantas lecturas, y “bendita lectura”.
Eso también, conocí a una loca, qué digo loca, chiflada,
de tu locura quedamos todos tocados
y nos enseñaste a mimar esos engendros de papel y cartón,
manchados de tinta, que a veces nos hablan,
pero que también necesitaban de un cuidado y atención,
y fuiste eso mismo,
la que los reparaba y les daba una nueva oportunidad,
y por eso te llamé la Sanadora de libros...
Desde aquel momento
no dejaste de clavar tus pupilas en lo más hondo de mi pecho,
como nos sucedía a todo aquel que se acercaba ante tu presencia.
Cautivadora y a la vez soñadora.
Junto a ti, hemos visto pasar por tu taller obras de las más variadas texturas y formatos.
Por eso no puedo dejar de dar gracias a los libros,
y a aquellos que hemos vivido rodeados de tan preciado tesoro.
Loco pueden llamarme aquellos que vean la que hemos montado,
pero no a mí sólo,
sino a otros tantos locos de las letras e historias que hay que contar...,
aunque nunca te llegarán a la suela del zapato a ti,
querida compañera de venturas y desventuras.
Por ello no puedo dejar de nombrar a los primeros “guardianes de los libros”,
archiveros o bibliotecarios merecedores de un buen homenaje,
en el día de sus más preciados tesoros.
“Sanadores de libros, como tú.
O bien aquellos que plasman en papel lo que otros creamos en nuestra imaginación.
Gracias a los soñadores, artistas, editores, diseñadores,
maquetadores, montadores de sueños... fotógrafos, etc.,
todos ellos cuál albañil o yesero o antenista,
haciéndonos realidad nuestros sueños,
para que otros ya desde pequeños
podáis alcanzar a rozar con la yema de los dedos
esas historias ya vividas,
y así al vivir las vuestras,
veáis cómo otros han podido ya navegar frente a viento y marea,
y aunque no siempre se tienen los resultados deseados,
siempre nos puede ayudar su impulso,
a no darnos por vencidos en la primera de cambio.
Gracias Paula por haber existido,
porque tú eres soplo y aliento para nuestro pequeño deambular,
y gracias por seguir empujándonos a mayores y pequeños,
a seguir escribiendo nuestras pequeñas o grandes historias.
Gracias por el gran tesoro de hijos que nos has dejado.
Gracias por tu testimonio,
y yo sé que, aunque tu cuerpo no resistió,
yo sé que tú estás bien, que has sido sanada en toda tu esencia
y que estarás haciendo todo lo posible
porque a tus hijos no les falte de nada, desde ahí arriba, o desde aquí dentro,
tú nos cuidas y nos animas a seguir el testigo de tu mirada de amor y perdón,
de lucha por la vida y de gran sanadora .
Gracias familia, porque lo estamos haciendo muy bien.
Y hoy es un gran día.
Fijaros antes de ayer se cumplían 15 años
que nos dijimos si, en el salón de casa, rodeados de amigos y familiares,
y hoy delante de todos digo si,
a seguir adelante, a no rendirnos, a tomar su ejemplo y fortaleza, y sus sueños
y me comprometo a hacerlos realidad,
junto a todo aquel que quiera unirse a este loco soñador...
Gracias porque todavía sigue siendo posible tener grandes sueños...
Un beso al cielo...-
