Que te puedo decir que no sepas, tus años, tu experiencia y todo tu bagaje son un grado que me deja con la boca abierta; estoy deseando aprender de ti.
Ahora mismo me gustaría aprender también contigo, pero desde ya te puedo decir que ni por asomo, con mis sólo apenas tres años de docencia, podré alcanzarte.
Por eso te pido disculpas por no ser como tú. Por no dar los temas como tú los das, o por no empezar en el diluvio, o la creación. Pero tampoco empezaré por Abraham.
Son todas ellas historias de la Biblia, y me las sé bastante bien, he tenido muchas predicaciones, homilías, catequesis, formación, etc. Pascuas, convivencias, grupos de fe.
Y me sé también lo que es la Biblia, y no le tengo miedo.
Como tampoco le tengo miedo a nuestros jóvenes, a sus tecnologías, y a su pereza, quiero entenderles, quiero aprender de ellos, que sólo se ponen a aquello que les suscita curiosidad o interés (vamos como cualquiera).
O mejor quiero aprender con ellos esas historias de la Biblia, que se escribieron desde la experiencia de vidas muy ricas y muy duras, y quiero que revierta en su vida.
Hacérsela atractiva, y que sean ellos mismos quienes se pregunten por esas historias; quiero abrirles el apetito, pero para eso quiero saber qué les gusta.
Y si existe el demonio "Lucifer", hay una serie en Netflix que la ven muchos de ellos. Hay muchísimas historias que a ellos les gustan que hablan de historias de fe, de las historias de la Biblia y de cómo estamos como estamos.
Veamos la realidad y démonos cuenta que todo depende del color del cristal con el que se mire. Es una realidad difícil, y (qué vemos?), cómo nos imaginamos el futuro?, o cómo nos gustaría que fuera?
Son otros tiempos, pero además en este tiempo tenemos algo bonito que decirle al joven de hoy.
No podemos aplicar la misma receta que a nosotros nos prescribieron; se han cambiado muchos valores que se han venido abajo por su propio peso.
Toda esta gente cree más en el último bulo y en los "trendic topic" no sé si se escribe así) que en la palabra de Dios hecha carne, y más aún que incluso en ellos mismos.
¿Qué nos está pasando? cómo nos hemos podido alejar tanto de esta sociedad? Nos son ellos los que se han alejado.
¿Dónde nos estamos metiendo, encerrando o enclaustrando? Qué podemos hacer?
La batalla está perdida? ...No será más bien que no hay ninguna batalla.
No se puede obligar, se puede dar testimonio, ser un testimonio más (una secta más) una iglesia más...
Tenemos la oportunidad de empezar de cero... Los niños nos vienen sin saber nada, sin casi haber pisado una iglesia en su vida.
Hemos de poder descubrir la manera de EMPEZAR DE CERO, con el abecedario, con la primera cartilla.
Pero hemos de saber también que muchos de los niños a los que nos dirigimos nos vienen también muy dañados, muy rotos por dentro, resquebrajados, necesitados de cariño, niños dejados de su mano, que sólo tienen contacto con un juego virtual, niños maltratados, niños violentos, muy agresivos, o a atemorizados, que han oído hablar de que la Religión es un cuento, un mito.
Pues hagamos que ese cuento sirva y aprendamos de su moraleja... sirvámonos de sus respuestas, escuchémosles, ayudémosles a que se pregunten, a que se interesen, a que sean ellos mismos los que nos saquen del atolladero en que nos estamos metiendo.
ELLOS SON EL FUTURO, TAMBIÉN EL NUESTRO.