jueves, 20 de agosto de 2020

La iRa.

La Ira. Ese impulso tan humano al que recurrimos para expresar nuestra rabia por algo o hacia alguien. Ese sentimiento que puede resultar tan liberador unas veces y tan perjudicial otras. La Ira nace de la falta de aceptación de una situación, de una opinión, de una verdad, de una mentira... Cuando no aceptamos algo, surge esa rabia y esa impotencia de no poder cambiarlo o modificarlo, que rápidamente, y muchas veces sin que ni siquiera nos demos cuenta, se convierte en enfado. Y no es otra cosa mas que nuestro EGO llamando para salir. Y nosotros, como buenos humanos a los que nos gusta tropezar tantas veces con la misma piedra, le dejamos que salga. Y no solo le dejamos salir, lo cual a veces es bueno y se llama AMOR PROPIO, sino que lo inflamos y nos empecinamos en que nosotros, y solo nosotros, llevamos la razón. Y, ¿cuántas relaciones (sentimentales, de amistad...) no se habrán destrozado gracias a ese ego desmesurado en forma de enfado? Es una pena. Nos creemos los mejores, y los dueños de todo. Y nos creemos en el DERECHO de enfadarnos con los demás porque no nos gusta lo que escuchamos. Y si bien es cierto que tenemos derecho a cabrearnos, también lo es que hay maneras y maneras.

El otro día le dije a alguien cercano y querido lo siguiente: "¿Te puedo decir algo sin que te enfades, y a modo de opinión?". A lo que él me contestó: "¿Por qué no puedo enfadarme? ¿Acaso no tengo derecho a enfadarme? ¡Déjame que me enfade!"

En ese momento solo atiné a contestarle: "¡Si yo te dejo! Pero es que si te enfadas conmigo, me acaba perjudicando a mí porque me acabo sintiendo mal yo".

Y ahora me doy cuenta de que la respuesta "impulsiva y torpe" que le di, guarda detrás una respuesta mucho más profunda. El caso es que sé que muy probablemente esa persona va a leer esto, así que aprovecho y me dirijo personalmente a ti. Claro que tienes derecho a enfadarte, como todos. Pero tienes dos opciones: la primera es enfadarte para ti. Con alguien, sí, pero para ti; te cabreas y no lo pagas con nadie. Y aprovecho también para decirte lo que tú mismo una vez me dijiste: tienes dos trabajos; enfadarte y desenfadarte. Es tarea doble.

La segunda opción es que al enfadarte, lo pagues con los demás. ¿Y sabías tú que acabas haciendo daño a la gente? Esta segunda opción es la que solemos escoger todos casi siempre.
No sé si alguien habrá pillado por donde voy, pero a lo que me refiero es a que CLARO QUE TENEMOS DERECHO A ENFADARNOS, pero NO NOS CREAMOS EN EL DERECHO DE PAGARLO CON LOS DEMÁS. Puedes enfadarte con alguien, pero más vale dejar que el ego de ambos se deshinche, y después hablarlo, que encenderse cada vez más y más y acabar explotando y soltando sapos y culebras por la boca. 


Hay gente más irascible que otra, unos tienen más paciencia, otros más asertividad... Realmente cada uno es como es. Yo, por ejemplo, tengo una habilidad nata para enfadarme con mi hermana; no tengo paciencia con ella, me resulta una personita muy difícil de llevar. Más difícil de llevar que yo, que ya es decir. Ya sabéis lo que dicen; de tal palo, tal astilla. Sin embargo con el resto de personas de mi alrededor no me suelo enfadar casi nunca. Rara es la vez que me han visto enfadado; algo muy grave me tendrían que hacer. 

Y sin embargo, la persona de la que os hablaba antes sí que es fácilmente "cabreable". Y yo tengo la increíble facilidad de hacer enfadar a la gente. Supongo que con esto, me gustaría pedirte, a ti y a todos, que, al igual que tú me dices que me tengo que trabajar la paciencia, nos la trabajemos todos un poco más, en la medida de lo que podamos y las circunstancias nos lo permitan. A veces, ser amables con los demás no es lo más fácil; menos aún cuando esa persona tiene lo suyo... pero pensemos. Y es que cada uno tenemos lo nuestro. Todos somos, en cierto modo y en mayor o menor medida, insoportables. Y sin embargo, seguimos teniendo a gente que nos quiere como somos, con todo y a pesar de todo. Además, detrás de cada persona hay un mundo de circunstancias y situaciones, muchas veces tan desagradables, que si llegáramos a conocerlas todas, dejaríamos de juzgar el por qué esa persona se comporta de tal o cual manera. El por qué esa persona se enfada con tanta facilidad. El por qué esa persona es tan difícil de llevar. El por qué alguien tiene tan poca paciencia, tan poca asertividad. El por qué alguien da tan poco afecto; porque cada uno da lo que tiene. No puedes exigirle a alguien que ha vivido toda su infancia y juventud en un ambiente de reproches y malas palabras, que sea la persona más cariñosa del mundo de la noche a la mañana. Porque no lo ha aprendido así. Porque nadie le ha enseñado. Está en nuestra mano cambiar esa programación que nos han metido en la cabeza desde pequeños y decidir ser nuestra mejor versión. Decidir ser las mejores personas que podamos llegar a ser. Claro que no es fácil, y claro que es un camino pedregoso y que implica salir de nuestra zona de confort. Pero llegará a valer la pena por el mero hecho de ser tú. De ser yo. De ser nosotros mismos, no dejándonos manipular ni influenciar por el entorno. Siempre escuchando los consejos de los demás, sus opiniones, sus puntos de vista. Pero teniendo nosotros la última palabra sobre nuestras decisiones y acciones, porque por algo, es nuestra vida. Tu vida. MI VIDA. ¿Y tendremos que tener derecho a vivirla como queramos?
Pero no haciendo daño a los demás, dejándonos llevar por la ira, el ODIO o el rencor.
Queda un gran trabajo personal por delante. Seguimos aprendiendo. 
Always on the road.
-"Nico".

domingo, 9 de agosto de 2020

RENDIRSE NO ES UNA OPCION

 Buenos días en este caluroso día de agosto. Aunque es domingo y como dice Julian es día para descansar, no quiero dejar pasar el día de hoy sin escribir, sin dejar fluir lo que llevo dentro. Antes de nada felicito a Nico por sus post. Es curioso como las palabras nos pueden hacer reflexionar y hacer que salgamos de nuestras zonas de confort, en las que nos mantenemos por no ser capaces de afrontar nuestros miedos, nuestros absurdos miedos. 

Otro día hablaré de mi experiencia en ese campo, pero hoy voy a hablar de mi experiencia en otro campo de la vida, el de la enfermedad. Ayer, por segunda vi una de las mejores películas que haya podido ver a nivel de superación personal, de lucha y sobre todo de lucha contra uno mismo. Otro día , dado lo cinéfila que soy, hablaré de otras muchas películas que supusieron algo importante en mi vida, pero hoy voy a hablar de "100 metros".

No sé cuantas de las personas que puedan leer esto la habrán visto, pero trata de una persona, de hecho, está basada en un hecho real, a la que le diagnostican esclerosis múltiple. Pero la película muestra como, cuando te dicen que no vas a poder hacer algo, al final esa capacidad innata de lucha que todos tenemos dentro de nosotros, se desata con fuerza y les demuestras a todos los que te dijeron que no podías, pero sobre todo a ti mismo ,que eres un luchador nato. 

Salvando las diferencias, yo también padezco una enfermedad autoinmune, llamada artritis reumatoide, que va degenerando las articulaciones y tiene otros "efectos secundarios" entre ellos, por ejemplo, no puedo llorar, no tengo lágrimas, pero eso ahora no importa . La primera vez que vi esa película la emoción ( porque el amago de llorar evidentemente lo puedo hacer) me embargó. Estaba en plena crisis existencial  y en pleno brote. Recuerdo cuando oía cosas como que no "podía coger un cepillo de dientes" o era incapaz de atarse los cordones. Yo estaba viviendo lo mismo. Sabía distinguir perfectamente las etapas: negación, rabia, impotencia, fases del duelo ,como dijo un día la reumatologa. Veía la película , y me apuntaba esas frases que me identificaban como por ejemplo "vivir con un pie en la tierra y otro en el aire", como que la vida te cambia en un segundo, la palabra"brotes" ( muy de moda ahora por desgracia), todo lo que hacia que me lamiera más mis propias heridas. "Lloraba " de impotencia cuando, después de un entrenamiento tan duro por parte del protagonista de la película, un maldito brote,le dejaba sin cumplir sus sueños.

 Durante meses, me estuve preguntando que había hecho tan mal en la vida, para tener esta enfermedad. Solo podía imaginarme dentro de unos años en silla de ruedas, o con una muerte precoz , además de pasar un mal día , el día que me tocaba la medicación más fuerte. Aquella primera vez, no me quedé con esa frase en la que uno de los enfermos dice " no te enfrentes a ella, a tu enfermedad, porque te acabará ganando". "La tienes que ver como tu mejor enemiga, como una mala compañera de baile, solo tienes que tener cuidado para que no pise". Y yo me seguí enfrentando a ella. Era triste no poder hacer ninguna actividades tan básicas de la vida diaria, como girar una rueda de una lavadora o peinarse... Vestirse era toda una lucha en pleno brote. Jamás deje de trabajar y me levantaba tres horas antes para poder vestirme, y arreglarme.¡ No iba a poder conmigo¡, no me iba a quedar tumbada en un sofá lamiéndome mis heridas. Los calmantes que tomaba eran fuertes, el hinchazón y los dolores casi inhumanos, así hasta que, tres meses después de haberme diagnosticado, la reumatologa me puso tratamiento. Recuerdo, porque también tiene algo de psicóloga, que me sentó y me dijo:" Esto es como un duelo y vas a pasar por todas las fases de duelo. Cuanto antes asumas que lo tienes , antes lo aceptarás. Tienes que vivir con ella. Puede que estés años muy bien o puede que te dé un brote y no te puedas mover de la cama, así que no te hagas la valiente"El tratamiento te irá bien, pero eso no significa que desaparezca. Salí de allí con mi rebeldía, negándome.., pero el devenir de los meses y el tratamiento hicieron que poco a poco empezara a negociar conmigo misma, otra fase del duelo la negociación, que llevó a la depresión, a cuestionarme todo, y por fin a la de aceptación,aunque reconozco que a veces cuando mis manos están hinchadas, porque sobre todo me afecta a las manos, me derrumbo un poco. 

Ayer me propuse ver la película desde la perspectiva de haber alcanzado la madurez suficiente para saber que tengo una fortaleza que quizás no hubiera tenido de no estar viviendo esto. "Lloré lo inllorable", pero me di cuenta que rendirse jamás en la opción y que tenemos una capacidad de superación nata. El ver como una persona con esclerosis, que vive cada día al borde del abismo, fue capaz de completar un thialon y de correr unos cuantos maratones con posterioridad, te hace ver que en la vida tienes dos opciones: o dejarte llevar por la corriente y hundirte en la miseria con el no podrás...dicho por los demás, o quemar hasta el último cartucho y no rendirte jamás. Pero además, la película tiene muchos "efectos secundarios". Nos enseña que hay que vivir cada día, cada minuto, y un ejemplo lo pone cuando está el protagonista con su suegro frente a la montaña y simplemente le dice: "contempla las vistas", porque son una maravilla. Deja de pensar en el mañana, en el futuro. La vida es aquí y ahora. Nadie puede planear y por desgracia , eso se está haciendo más que patente con la "maldita" y perdón por la expresión, pandemia que estamos viviendo a nivel mundial. Tengo la esperanza como le decía Don Quijote a Sancho,de que lo bueno esté cerca, porque el mal ya ha durado mucho , pero las perspectivas por desgracia a día de hoy, no son nada optimistas. Lo que hace que ese famoso "Carpe Diem" o vive el momento, se haga todavía más intenso, porque como se decía ayer en la película, todos tenemos una enfermedad degenerativa llamada vida, y lo que nos perdamos, no lo volveremos a vivir. No tenemos que perder ese niño que llevamos dentro, ni esa pizca de locura, porque los mejores recuerdos, como se decía ayer también, nacen de las ideas más locas. 

Como creo que comenté en alguna ocasión anterior, y si no lo hice lo hago ahora, los seres humanos tendemos a vivir en el pasado o en el presente, a base de si hubiera hecho esto o lo otro, o que haré dentro de x..y sin embargo muchas veces no somos capaces de apreciar la belleza de un nuevo amanecer, el olor de un buen café, el tacto de la hojas de un libro, una sonrisa de un niño, el atardecer, las estrellas en la noche. La vida es una obra de teatro en la que todos somos aprendices, y donde cada día nos espera un nuevo reto. Nunca sabemos lo que nos va a deparar el nuevo día. A veces cosas maravillosas ,y otras veces cosas menos buenas, pero por todo ello debemos estar agradecidos, por las primeras, porque nos llevan a ese estado efímero llamado felicidad ,y las segundas porque nos enseñan incluso a ser mejores personas. Una mañana de diciembre me dijeron que mi vida no iba a ser igual, que tendría que medicarme de por vida, que mi sistema inmunitario se había vuelto en mi contra ,y aunque me costó ,aprendí de todo ello que era más fuerte de lo que creía, que tenía que exprimir cada minuto de esta vida efímera, y vi que tenía que estar agradecida a Dios, al universo y a la vida por tener la familia y los amigos que tengo, que como en el caso de la película de ayer, siempre han estado ahí, para lo bueno y para lo malo, sufriendo cuando me veían sufrir, sobre todo las personas a las que más quiero en este mundo: mi hijo, mis padres y hermanos.

Y el otro" efecto secundario" de la película nos hace ver como dos personas que no se llevaban nada bien, pueden acabar comprendiéndose ,y sobre todo ayudándose mutuamente, porque los dos, tanto suegro como yerno, en esta ocasión pasan de "un casi odio mutuo" a darse cuenta de que no se habían tomado la molestia de conocerse, y es esa enfermedad y el entrenamiento posterior, el que los une a los dos en una vida, en la que los dos saben que la suerte en la vida es algo relativo, cuando le dice el suegro al yerno : "si supiera que con tu enfermedad voy a ser capaz de borrar todos los sentimientos que tengo ", ( ya que era viudo), me cambiaría por ti ahora mismo ,sin dudarlo. Es decir , nos estaban mostrando dos clases de sufrimiento, y por supuesto la capacidad de sonreír ante las peores tempestades de la vida.

Por ello a pesar de todos los avatares de la vida, y de todas las tormentas perfectas que nos puedan acechar,rendirse no es la opción. 

Feliz domingo : CARPE DIEM .

miércoles, 5 de agosto de 2020

Castigado y PENSANDO (2ª Parte)

Os dejo por aquí la 1ª Parte.
Pasemos al siguiente punto:
-Vergüenza: creo que todo el mundo que me conoce coincidiría en lo que voy a decir. Y es que, me considero el mayor SINVERGÜENZA (literalmente, sin - vergüenza) del mundo. ¿Vergüenza? ¿Qué es eso? ¿Se come? Supongo que el señor al que escuché decir eso en el vídeo, se referiría a la vergüenza a decir algo por el miedo a. Por el miedo a ser rechazado. Por el miedo al qué dirán. "Me da vergüenza decirte que me gustas por miedo a que te vayas y me quede sin ni siquiera tu amistad". Creo que no me equivoco por mucho con ese ejemplo, que por típico que parezca, está a la orden del día. Pero a mí eso no me pasa. No me da vergüenza (ni miedo) decir lo que pienso. Antes sí. Y por eso estuve tantos años sin decirle a nadie cómo me sentía. Me daba vergüenza decir quién era yo en realidad por miedo a que la poca gente que tenía, me diera de lado. Sin embargo, cuando me armé de valor para contarlo, pasó lo contrario con la mayoría de personas que me rodeaban; me aceptaron tal y como era yo. Es cuestión de arriesgarse y de que te dé igual lo que piensen o digan los demás. Y ya sabemos el dicho; el que no arriesga no gana. El caso es que, esa cierta "vergüenza por miedo a" me impedía ser feliz, porque me impedía ser yo mismo. Confirmados el MIEDO y la VERGÜENZA, nos queda la CULPA.

-Culpa: eso que nos han inculcado desde pequeños o bien desde la Iglesia (por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa...), desde casa (todo es culpa tuya, lo haces todo mal, no das ni una, eres un desastre, como sigas así no vas a llegar a nada, eres mala persona por haber hecho esto en vez de esto otro que es lo que nosotros queríamos, etc), o bien desde nuestro entorno, al cual salimos ya estando preparados para sentirnos culpables por-ab-so-lu-ta-men-te-to-do (amigo: ¿me ayudas a hacer tal o cual cosa para el instituto, que lo tengo que entregar mañana? Yo: tío, me pilla fatal, no puedo... lo siento...) y aunque sea verdad que no podías ayudarle, por las circunstancias que fueran, te acabas comiendo la cabeza porque "tal vez podría haber cancelado ese plan" o "podría haberle ayudado por videollamada mientras estaba en esa cena familiar". Que puede sonar absurdo, pero es la verdad. Nos han entrenado durante toda nuestra vida para sentirnos culpables. Y mira, en este punto es en el que más de acuerdo estoy con este señor. Porque ahora, tal vez no tanto; intento trabajármelo porque realmente la culpabilidad me impide ser feliz. Pero antes... me sentía culpable a todas horas. Y eso es cierto que te hace infeliz. Por lo tanto hay que dejar de sentirse tan culpable y empezar a pensar un poco más en nosotros mismos; no nos sintamos culpables por ser un poco mas egoístas, hay veces en las que es necesario. Habrá que saber ver cuándo. Y cuándo no. 
Pero como no quiero que este escrito se quede en mera introspección, aportaré dos enemigos más (para mí) de la felicidad:

1. La gente; el entorno: Lo cual, también puede ser motivo de felicidad, pero cuando estás (inevitablemente, en mi caso) rodeado de ciertas personas tóxicas, ser feliz se torna inalcanzable. Luego está ese otro entorno, el cual (en mi caso, de nuevo) he elegido, y que me hace feliz. A lo mejor no hay que vivir en estado constante de felicidad... al menos, no cuando no se puede. Disfrutemos de los momentos que nos hacen felices, y cuando tengamos que volver a las situaciones de infelicidad, hagámoslo sabiendo que ya volverán esos momentos felices; que ya vendrán tiempos mejores. Hace poco leí en un libro que lo malo sigue a lo bueno. Y viceversa. Por lo tanto, cuando vives una época buena, no dudes en que vendrá la mala, pero a esa mala le sucederá una buena, y es con eso con lo que nos tenemos que quedar. Yo ahora mismo estoy viviendo una época mala, pero sé que lo bueno está por llegar, y que aunque habrá malas rachas, vendrá para quedarse. Como conclusión de este punto, creo que los demás nos afectan lo que nosotros les dejamos, pero como la inteligencia emocional que hay que tener para que te dé igual lo que pase a tu alrededor (para que no te afecte lo que nadie te diga o haga) tiene que ser enorme, empecemos a intentarlo transformando todo lo malo que nos digan, en algo menos malo, incluso bueno. Pondré un ejemplo cercano, sin ir mas lejos, sobre algo que pasó hace muy pocos dias, y que lleva repitiendose y acentuándose desde las ultimas semanas: "eres mala persona" (dicho por personas muy cercanas a mi). Convirtámoslo en: "eres mala persona porque no estás haciendo lo que a nosotros nos gustaría que hicieras". Lo cual me convierte en mala persona, pero solo de cara a ellos, dado que yo, no soy (o al menos no me considero) mala persona. Esto no es tarea fácil, pero habrá que intentarlo   ; )

2. La rabia, el rencor; EL ODIO: Y lo pongo todo junto porque creo que una cosa lleva a la otra. Y os lo digo por experiencia. Cuando tienes mucha rabia encerrada dentro, te lleva a guardar rencor, y el rencor, de una manera muy fácil y a través de una delgada línea, casi invisible, se conecta con el odio. Cuando todo esto se guarda dentro, incluso cuando a veces se niega o se oculta, se somatiza. Y todo ese dolor emocional se convierte en físico. Llegan los dolores de estómago, de cabeza; llegan las enfermedades, que a veces se convierten en crónicas... llega el cáncer... el cáncer. Esa palabra que a todos nos da tanto miedo, pero de la cual ninguno estamos exentos. 
El Odio es lo contario del Amor. Y cuando no se ama, no se puede ser feliz. 
¿Y con una enfermedad, se puede ser feliz? Volvemos a lo mismo de antes; sí, pero la inteligencia emocional y la evolución de esa persona tiene que ser brutal para no hundirse, para no derrumbarse, para no sucumbir a ese pozo sin salida, a ese túnel sin luz al final de él, en el que es tan fácil entrar, y tan difícil salir.
Pero...
¿Qué es la felicidad
La felicidad es sentir esa serenidad al estar a gusto con lo que haces y con lo que eres; es estar en armonía contigo mismo. (Y con los demás, por ende). 

Tener tiempo libre da pie al aburrimiento, y éste, lejos de ser malo, da pie a pensar en qué hacer para no aburrirse. Y a mí, me da por PENSAR. 

Ya sabéis que yo solo pretendo eso en vosotros; que penséis. "QUE FALTA HACE" (como muy bien dice Julián).

Tarea de vida: Intentemos ser felices a pesar de las circunstancias que nos acontecen. Porque esas circunstancias nunca serán las idóneas para cada situación, y por eso está en nuestra mano aprender a vivirlas de una manera, u otra.

-"Nico".

Un día muy completito el de ayer. Nos visitaron un "alma libre" y dos "resucitadores de almas"

  Es cierto que hay días, y más aún si es al inicio de semana que pesa todo y cuesta hasta levantar las cejas. Pero ayer no fue uno de esos ...