Ya hacía tiempo que habíamos cruzado la barrera de los treinta, cuando la vida nos puso uno frente al otro. A priori, veníamos de mundos antagónicos: uno pertenecía a la iglesia, el otro renegaba de ella. Pero fuimos capaces de encontrar un punto de encuentro.
Han pasado quince años desde entonces, hemos disfrutado de buenos momentos, hemos tenido dos bodas y dos hijos maravillosos. También ha habido otros, como cuando hace cuatro años a mí me diagnosticaron un cáncer. Ahí, la vida nos dio un vuelco, pero decidimos continuar y hoy seguimos aquí.
Julián es mi pilar, ese compañero de batallas, que cuando se me ocurre una idea poco “ortodoxa” y se la cuento para que me haga cambiar de idea, en vez de eso, me apoya, y la idea loca se convierte en real.
En el ámbito de la enseñanza, el compromiso con sus alumnos va más allá de un simple trabajo, porque es su vocación. Me consta que les intenta dar herramientas con las que enfrentarse a la vida.
Ha tenido una vida ajetreada, motivo por elcual, han pasado por su lado muchas personas, y aunque no todas le hayan aportado cosas buenas, sí ha sabido aprender de cada situación.
Le pido a la vida seguir caminando a su lado, y si suaviza un pelín su mal humor, todo irá a muchísimo mejor.
Te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, respeta al autor, y siempre se puede comentar, aportando algo más, nunca para restar o menospreciar.