NO ME PREGUNTÉIS DE DONDE VIENE EL ORIGEN DE ESTA REFLEXIÓN, ME LA ENCONTRÉ DESPUÉS DE UN DÍA NO MUY BUENO, MEJORABLE, ... sólo la dejo aquí para que nos haga pensar... NADA MÁS. No pretendo nada con ello, sólo eso pensar. PONGÁMONOS A PENSAR. ¡Qué falta hace!
"Comprendo muy bien la situación,
y soy consciente de que todo está bien. Todo está dejado y nada va a ir más
adelante. Estate tranquilo, que nadie va a hacer nada, pues todo está bien.
Pero voy a aprovechar la ocasión que me brinda el poder hablar contigo, y que me leen tus padres, o espero que así sea, para contarles algo que no saben, pues no les voy a descubrir a ninguno de ellos lo buen chico que eres, que has sido, y que vas a ser toda tu vida, pues ellos así te han enseñado; no les voy a descubrir nada sobre el respeto que les tienes, pues así te han enseñado a respetarles, tal y como ellos te respetan; no les descubriré nada si digo lo importante que son todos y cada uno de ellos para ti, así como tú para ellos, pues me consta que los quieres y que te quieren; no les voy a descubrir nada si nos ponemos a recordar cada uno nuestra juventud y adolescencia, y de esos pequeños achaques de rebeldía, que pretendían ser una llamada de atención para mostrar que queremos ser nosotros mismos, y que vamos forjando nuestra personalidad tal y como la vida nos lo va poniendo (para ninguno ha sido fácil, no iba a ser fácil para ti ahora).
No les voy a recordar lo que ya
saben, que todos estamos aquí para procurar ser felices y hacer felices a los
demás, pues en eso consiste nuestra SER, y que es Dios mismo el primero que nos
quiere así, nos ama y nos demuestra su amor, primero en la familia.
Que todos necesitamos a veces
toques de atención y oportunidades que nos da la vida para intentar que no se
nos pasen, y luego no sirva de nada culparse de que no supe verlo; el pasado es
el que va forjando nuestro ser y nuestro futuro.
Y las normas Nano, están para
cumplirlas, es ley de vida y de todas las casas. La primera norma es el respeto
y quiero que sepas que es lo primero que tienes que hacer RESPETAR, tanto o más
cuanto te respetamos a ti los mayores.
Y así con todas y cada una de las
normas que debe haber en cada casa para la marcha normal de un hogar; todos
necesitamos normas, también los mayores, te vas a pensar tú que esto de ser
padres es fácil.
Pero también sabemos que no es
nada fácil lo de ser joven, sobre todo porque lo hemos sido, y hemos sido
transgresores, y nos ha esperado un castigo a la vuelta a casa, porque nos lo
tenemos merecido, siempre y cuando los castigos son acordes con la norma
quebrantada, así lo hemos vivido también todos en nuestra vida.
Me gustaría seguir recordándote
cosas que ya sabes, pero precisamente si ya las sabes, no tiene sentido
continuar por aquí.
Muy bien, vamos al meollo de la
cuestión, tú sabes muy bien cómo empezó todo, y que lo que yo te he dicho desde
un principio. Ten paciencia, ve despacio, controla tus impulsos (pues todos los
hemos tenido a lo largo de nuestra vida); pero no puedo dejar de pensar en el
momento por el que hemos llegado aquí, y que no ha sido tu corte de pelo.
Todo esto empieza una mañana fría
y húmeda que me dijiste lo que estabas haciendo, y que llevabas un tiempo
haciendo y acentuándose en las últimas semanas (imagino que algo tiene que ver
el confinamiento) de hacerte daño, y que casi te salía inconscientemente, al
ponerte nervioso. Por ahí buscaste ayuda profesional para contarle lo que te
afligía; y creo que logramos tranquilizarnos todos con esta situación. No
tengas miedo en reconocerlo, pues tus padres y todos lo que queremos es
ayudarte, y que nadie salga perjudicado, exactamente eso. Por reconocerlo
abiertamente, como hiciste conmigo en privado, sólo te digo que se gana más que
se pierde. Todos queremos que estés bien y que no sufras más, por nada; y
queremos que no se vuelvan a repetir esos episodios, y menos tus padres.
Pero quizá lo que no saben tus
padres, es que tienes miedo de decírselo para que no se sientan culpables,
efectivamente porque no hay ningún culpable, y no se trata de buscar culpables
sino de buscar soluciones.
Y el primer paso es reconocer lo
que te ha pasado por la cabeza. Que yo sé que es muy duro oírlo de un hijo,
pero que es mejor expresarlo, pues un sentimiento de culpa encerrado en uno
mismo, bajo presión, y con miedo puede salir por donde menos lo esperas; y
luego no cabe más que darse golpes en el pecho y llorar, cuando la solución es
bien fácil sin que nadie salga perjudicado.
Eso que no saben tus padres,
debes decírselo tú mismo, con tus palabras, que te oigan a ti, y no ha de ser
nadie que te haga las veces de hijo que en este caso te toca a ti. Precisamente
porque no queremos que se repita. Esto que lo sabemos todos, tus padres
necesitan conocerlo de ti, y que sepas que así no va a sufrir nadie ningún
infarto por poner nombre a lo que hay.
Lo que si que puedo aportar en
este punto es que para salir de esto necesitas todos los apoyos que te podemos
aportar, y más aún a tu familia. Nadie podrá nunca sustituir a un padre bueno y
entregado como Antonio, ni a una madre como María. Son tus padres y siempre van a
estar ahí. También tienes el Instituto, muy importante el apoyo profesional que
te pueden dar, a los profesores (a los buenos ;) y a tus amigos que no odian a
nadie, sólo te extrañan y te admiran; y ya les gustaría a muchos tener unos
padres que te acompañen y se informen para saber cómo acompañarte y que no
vuelvas a sufrir tanto, bajo tanta presión que vuelvan esos pensamientos tan
dañinos.
Todos tenemos que aprender, yo
también estoy aprendiendo, y mucho. Lo que sé también es que es mejor aprender
con libertad, con comprensión, con normas y con castigos proporcionales, pero
se aprende en relación y con los amigos y la familia, vamos con los que te quieren
de verdad. La limitación de libertad y de privacidad está bien clara en la
constitución y en la biblia.
Y Dios no quiere que nadie salga
perjudicado, por mucho que nos empeñemos los hombres en ponerle trabas y buscar
tropezar las más de las veces con la misma piedra.
Eso, sí que no podemos creernos
Dios y hacer o deshacer con nuestra vida. Por ahí me gustaría que te quedase
claro que no es buen camino, que el autolesionarte nos es la mejor vía de
escape. Y todos tenemos necesidad de buscar esas válvulas de escape; ojalá los
mayores sepamos ofrecerte la libertad que merece cualquier ser humano, con sus
medidas correctivas, pero también dejando un resquicio de desfogue, pues no
queremos que la olla explote por exceso de presión.
No tengas miedo a decir todo a
tus padres, la verdad es lo primero. El miedo también cuéntaselo, pues así
sabremos a qué atenernos si es que en cierto momento decides dar un paso en
falso. Y, vuelvo a decir, no vale buscar culpables; yo al menos no me siento
así, y no pienso buscarlos; en todo caso tú mismo Nano, eres responsable de tus
actos, y tienes que asumir las consecuencias (siempre y cuando sean
proporcionadas al error cometido). Pero no dejes nunca de hablar por miedo,
mide tus palabras, porque con ellas podemos hacer mucho daño; y no es lo que
buscamos. Pide ayuda, como has hecho, y si te dejas ayudar tienes nuestro
apoyo. Pero habla abiertamente de tus miedos y arrebatos.
Los manicomios estarían a la
orden del día, si tuvieran que encerrar a todos los que en algún momento han
tenido ideas suicidas. Sin embargo, también he de decir que todo aquel que ha
tenido un mínimo flash de quitarse de en medio, cuando vuelven a repetirse
situaciones de estrés, es muy fácil volver a tener dichos pensamientos. La
presión no es buena y actuar bajo presión menos. Así que primero toca
relajarnos, hablar, tomarnos un café y después de respirar profundamente 10
veces, o las que haga falta, y actuar o tomar decisiones, para mejorar la
situación presente."
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