CULPA
Hoy os quiero hablar de mi padre.
Un hombre que vale para todo y no sirve para nada, no por nada, sino porque no le han enseñado a servir, sólo eso sí para hacer reír a los demás, haciendo que los demás se sientan un poco mejor con ellos mismos, riéndose él de sí mismo.
No es un padre modelo, es mi padre y ha sido mi modelo, y para mí, basta, con sus errores y cosas mejorables. Por ejemplo, siempre ha contado, ahí donde le han prestado un poco de atención, que él nació en un orinal, como lo habéis oído (y lo digo aquí porque no creo que él lo vea, pues tiene un teléfono de rueda todavía, a no ser que alguien se lo lea), el tercero de cuatro hermanos, siempre dice que una mañana su madre se levantó con ganas de… bueno no voy a seguir por ahí que luego me dicen que…
Pues sí, ese es mi padre, siempre ha buscado trabajar con aquellos con los que se podía reír libremente, lejos de la presión familiar (sus hermanos dicen que independiente), yo digo que ha buscado ser libre. Pues eso ha trabajado de todo, desde el campo a limpiando farolas de la ciudad, o cuidando jardines de grandes urbanizaciones de Madrid, así como incluso en la construcción de IFEMA, al menos de su lago… (o eso creí entender cuando nos lo contaba). Ha tenido suerte de poder trabajar, hasta ahora jubilado, sigue subiéndose a su tractor o bicicleta para ir a ver cómo está el campo.
Todo eran historias y aventuras, como cuando nos contaba cómo en su casa había mulas, galgos, etc. Creo que de ahí me viene el gusto por el campo y los animales. Trabajador incansable dentro y fuera de casa, ahora le toca ser amo de casa, pues mi madre falleció no hace mucho (eso es para otro POST) y siempre que hablo con él me reprocha que ahora no tiene con quién discutir, que nosotros al menos tenemos a alguien a quien gritar; así que él se sale a la puerta de la calle y con las debidas medidas de seguridad grita a las vecinas, para saber cómo están y pasar el rato, se sale a la sombra, a ver pasar el tiempo, sin dejar de ir a ver a su gato o a comprar el pan, así tiene una disculpa para salir.
De pequeño me contaba historias de sus abuelos, y todavía hoy me recuerda, cómo de pequeños, mi hermano y yo íbamos al campo con él, y mientras que él araba la tierra, nos dedicábamos a recorrer los olivares, cogiendo pichones, para llevarlos a casa y alimentarlos (no me preguntéis qué era después de los pobres animales, que no me acuerdo, imagino que volarían…).
Pues algo así deberíamos de ser los EDUCADORES, maestros, profesores, tutores, especialistas en nuestra materia, pero sabiendo un poco de todo, para poder acompañar a jóvenes, ávidos de modelos de referencia, intentando tener una sonrisa siempre en la cara, aunque la vida nos esté dando de tortas, pues no es nada fácil ser joven hoy día (pero no os penséis que sois los únicos, creo que nunca ha sido fácil, comprobadlo preguntando a vuestros mayores); lo que si es cierto es que tenemos que saber buscar, ver, descubrir o pedir que alguien que ya ha pasado por nuestra situación nos ayude a no verlo todo tan oscuro.
En estos días, me están llegando historias, que si estuviéramos en el instituto casi me pasarían desapercibidas, de verdaderos dramas personales, familiares y no tanto; y creo que está en nuestra mano, amigos, profesores, padres, madres,… en definitiva todo aquel con quien nos tocamos (virtualmente o no tanto) saber acompañar esas historias de dolor y sufrimiento, y os puedo prometer que cada uno tiene la suya. No hay ninguna mejor que la otra, nada es comparable, pero si que hay algo de fondo en todas ellas que me ayuda a ver un punto de salida de una situación así.
Es la CULPA, o yo lo quiero ver así. Me explico, la tradición mediterránea se ha encargado bien de meternos ya desde muy pequeños en nuestro cerebro la idea de que somos culpables, o que hay que buscar culpables de todo lo que pasa. A mí, desde el ámbito educativo o personal, me gusta hablar mejor de RESPONSABILIDAD.
Ahora la culpa es del virus, o del que lo trajo, del que viene de Madrid (como he escuchado en mi pueblo) o del que viene de china, me da lo mismo. El caso es tener la conciencia tranquila pues ha sido el otro, así se pasan mis hijos el día, y todavía no he conseguido hacerles entender lo que os voy a contar (quizá porque son niños), y me gusta pensar que de esta actitud infantil, se puede pasar a la madurez de pensar que no será más bien que todos somos RESPONSABLES, corresponsables, actores principales del teatro del mundo, y no secundarios, porque en tu vida no puedes delegar tu papel en otros. Todos tenemos que responder a las cuestiones principales de la vida, antes o después, ¿quién soy, de dónde vengo, hacia dónde voy? Y la respuesta la tiene que buscar cada uno, y los demás están ahí para ofrecernos de mejor o peor manera su experiencia, pero a cada uno le toca vivir lo que tiene por delante.
Ahora que hay muchos que nos han dejado, nos da por pensar, y más aún si lo hemos vivido de cerca, que y si? Y si… hubiera? Y por qué no hice o dije?; y me podría extender en tantos otros Y si?. Pues bien, Y si te paras un poquito, detienes tu mente autodestructiva, y te pones a pensar hacia adelante… ¿qué puedo hacer ahora?; lo que ya ha pasado, no tiene vuelta atrás, pero lo que tenemos por delante es un futuro lleno de oportunidades, súbete al carro de los que queremos mejorar, deja de lado los malos agüeros y todo aquello que no te aporte algo positivo en tu vida; acércate a aquellos que te puedes alimentar el espíritu y el alma, y aléjate de aquél que te chupe energía, pues te prometo que vas a necesitar toda la energía para ti.
Sé egoísta, sí, me has oído bien.
Y quien me diga que esto no lo puede decir un profesor de religión, está muy
equivocado, pues fue Jesús mismo el que dijo que el primer mandamiento es amar a
Dios sobre todas las cosas, y el segundo, que era similar a este es amar al
prójimo como a ti mismo, quizá parezca exagerado, pero es cierto de
cuánto nos dejamos de amar cuando nos culpabilizamos de todo lo que ha
sucedido, o dejamos que los demás nos hagan creer que tenemos la culpa de algo
(de lo que sea, de todo).
Pues si descubres cómo amarte a ti mismo, tendrás un
escalón muy importante, un cimiento fuerte, donde empezar a construirte,
reconstruirte, y desde donde empezar. Busca personas que te dejen amarte, que
te respeten ese espacio necesario para crecer, y que sean acicate para ello, y
no merma de posibilidades, sino potencialidad para salir adelante. Busca dejar
puertas abiertas en tu camino, y no cierres ninguna, a nadie le niegues lo que
tú estás buscando, el amor, el consejo, la escucha, la compañía, o el abrazo.
Ábrete a buscar nuevas posibilidades de crecimiento, de desarrollo, de aprendizaje; aprende a conocerte, dejando de lado los prejuicios, o juicios de valor que restan y que no suman, pues al conocerte verás tus fortalezas y tus debilidades (que no pasa nada, que todos las tenemos, pues somos de carne y hueso, y todos fallamos). Permítete equivocarte, reconociendo el error, para intentar no volver a cometerlo, pero tú también puedes fallar, como todos, también tus padres fallaron, porque ninguno somos perfectos, ni mi padre; ni mucho menos yo.
Desde aquí no quiero ser crítico hacia nadie, quiero ser alguien que suma y sigue; no me digas cuál es el motivo de esta parrafada, o si algo de lo que he dicho le puede servir a alguien. Sólo os quería hablar esta mañana de mi padre, y me parece poco lo que os he contado de él, también daría para una película o un libro. Pero me parece que sería un poco Almodóvar, pero tiene su gracia y su punto.
Todo este escrito lo he hecho pensando en dos personas (quizá haya más, que han perdido a su padre recientemente), además de en otros muchos que están viviendo sus propios dramas personales. Y por qué, pues para deciros a todos, también a ellos, que no estás solo; somos muchos en el mismo proceso.
Y me gustaría compartir con todos una reflexión de una chica que admira a su padre, y que creo que ha empezado a reconocer, que aunque se ha ido por una enfermedad, siempre está ahí a su lado, pues en ella puso la semilla de la esperanza, de la fe, de la poesía, … pero mejor que os lo cuente ella… (si me lo permite, quizá lo ponga en un ampliación del presente POST).
Por supuesto que están permitidos los comentarios abajo, anónimos o no tanto, cuenta de tu padre, o de lo que quieras, creo que todo aquel que esté suscrito al blog puede recibir todas y cada una de las actualizaciones, incluso debería poderse suscribir a los comentarios. Pero no me hagáis caso, yo estoy empezando en esto de ser blogero, y todavía no tengo a nadie que me lleve las redes sociales...
HASTA LUEGO AMIGO, sí, ya me permito el lujo de tenerme por amigo tuyo...
(NOTA: me dicen que aparece la pestaña de suscripción NO APARECE en la versión móvil, ni por e-mail, ni por blogger; pero si le dáis a ver como en el ordenador, versión escritorio o versión web, si que os aparecerá; los que lo vean en el ordenador no tendrán ese problema)
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